jueves, 30 de enero de 2025

22 junio 1958

 

Blankenese, 22 de junio de 1958

  

¡Querida Frida y querido Rudolf !

 

            Recién habló Otto de Fürstenfeldbruck por teléfono y nos contó que vuestros hijos partieron bien en horas desde Génova. Ussa y Otto los acompañaron hasta el barco, pero no podían esperar la salida porque hoy es el cumpleaños de Thomas y pasado mañana Otto tiene que ir por 14 días a algún lado donde hacen pruebas de aviación.

            Nuestros cuatro hijos escribieron entusiasmados del lindo viaje, pero siempre muy poco. Pienso que Friedel les escribió más detallado. Tengo la esperanza que ustedes nos manden algunas fotocopias de las cartas de Friedel.

            Mi diario, en el cual escribo diariamente, hace días que no lo toco. Estoy muy intranquila y estoy contenta si puedo hacer lo más necesario. Friedel me ayudaba pero la estadía de Friedel y Peter estaba pensada para pasarlo bien y disfrutarlos, y no estar todo el día en la cocina. Me alegro que pasé bien de salud, el esfuerzo que me costó atender a mis queridos. Mi juvenil Guschen es mucho más aguantador que yo. Para nosotros hubiese sido demasiado acompañarlos a Génova, aunque a Guschen le hubiese encantado. Pero los "chicos" tuvieron que dejar el coche aquí en Hamburgo, hubiésemos tenido que ir en tren. De andar en auto, ya estábamos cansados. El tráfico en Europa es tremendo. Friedel y Hans les contarán.




            Ahora nuestros pensamientos van otra vez a la Patagonia y con ustedes dos queridos que hicieron posible que estos 3 meses los hemos podido disfrutar, aunque notábamos que Friedel ya tenía ganas de regresar, pero tranquila de saber sus hijos en vuestras manos. Ellos les estuvieron muy agradecidos haberles hecho este gran favor.

            Lamentamos que ustedes dos tienen que regresar en el invierno a Buenos Aires. Quizás les alivia saber que amamos a Friedel como si fuese nuestra hija carnal. Eso es algo especial y no nos pasa con todos, tenemos nuestras experiencias, pero es lindo que ahora se hayan conocidos los hermanos entre sí.

            Ambos se sintieron especialmente bien con Cord y Eike. Eike lloró tanto y dijo : "Esos son los hermanos que más queremos y justamente ellos están tan lejos que no los podemos disfrutar". Pero ellos ahí tienen sus hijos, su hogar y su trabajo y están más seguros que en Alemania con su "milagro económico". Para esto ustedes tienen la maldita inflación. ¡Nosotros siempre dependemos de Rusia !

            A los chicos, Guschen les escribirá en breve. El se alegró mucho con las cartas para su cumpleaños. Denles hoy muchos cariños nuestros. También ellos apoyaron este viaje de sus padres y mandaban siempre noticias tranquilizadoras.

            Con un gran abrazo, somos vuestros fieles

 

Guschen y Anna.

 

 

 

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